Las intimidades de Freud

Un sediciente historiador Peter Swales, hizo gala en la Universidad de Nueva York de su capacidad imaginativa, al dar como un hecho las supuestas relaciones de Sigmund Freud con su cuñada. Aparte de que el fundador del psicoanálisis llevó una vida armonizada con su esposa durante más de cincuenta años, sorprende que el conferenciante dejara a un lado el enfoque de la obra de Freud, que es lo fundamental en cualquier planteamiento biográfico.

No soy un puritano y creo que no deben ocultarse las debilidades de los hombres, porque eso equivaldría a presentarlos como seres de una dimensión divina, ajenos a la especie humana tan propensa a la imperfección. Sin embargo, hay que cuidarse de la prioridad que cierta divulgación sensacionalista, le da a las frivolidades de los grandes creadores y de la omisión que hacen del rasgo sobresaliente de sus existencias.

Si resaltamos frente a los jóvenes los peores aspectos de estas personalidades mientras callamos el esfuerzo con que ganaron la posteridad, los desorientamos en el camino por donde podrían seguirles sus pasos. También en los planos del arte hemos palpado esa tendencia a especular morbosamente con la intimidad de los grandes autores. Un caso patético fue el de Tchaicowsky en el cine. Es dudosa la seriedad de quienes hablan de los hombres geniales con el ánimo chismoso de ciertos cronistas faranduleros.