
Posteriormente, y todavía con mayor calma, el magistrado nos mamará el gallo (tomar el pelo) dictándole un auto de detención al delincuente que a esa hora estará disfrutando, y a buen recaudo, de la prevadicadora opulencia, gracias a la solidaria protección de su mafia.
Cuando la matanza de San Valentín en Chicago, Alcapone se exhibía rodeado de chicas y de pasapalos de caviar, en una piscina en Miami Beach. No sé por qué veo un simil entre esta estampa y la de los multimillonarios corruptos que se dan la gran vida en la misma ciudad, mientras que aquí, a causa de la miseria en que ellos nos dejaron, se mueren de desnutrición venezolanos del estrato V, por ahora.
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